Cuando todo el mundo está ya metido en toda la vorágine de recetas navideñas, llego yo y la lío. Está claro que ir a contracorriente es lo mío. Cuando todo el mundo está publicando tartas de calabaza, yo te enseño unos cinnamon rolls superesponjosos y divinos; que es tiempo de panellets, yo bizcocho,... y hoy que las recetas para Navidad inundan ya las redes, yo voy a enseñarte a hacer una Tarta Sacher. ¿Qué te parece? ¿Te unes a mi locura?

A ver, no es que me haya vuelto loca del todo (falta poco pero todavía no), es que hoy día 5 de diciembre se celebra el Día de la Tarta Sacher y vamos a participar en el reto #InternationalDay de Andreíta come de todo. 

La tarta Sacher, también conocida como Sachertorte (en alemán), es una de las delicias austriacas más reconocida internacionalmente. Hay un montón de recetas por todo internet y muchas formas de hacerla ya sea en cupcakes, vasitos, galletas, sin gluten, con almendra... Según parece, poco importan todas esas versiones si lo realmente importante está presente y que es: la mermelada de albaricoque. Particularmente, no soy mucho de mermeladas, pero al hacer esta receta me he ceñido a la versión con albaricoque, así los austriacos me darán un punto más, ¡jeje!

La tarta Sacher fue inventada en 1832 por Franz Sacher, en aquel entonces aprendiz de confitería, que tenía que deleitar a un selecto grupo de invitados de un príncipe austríaco (Klemens Wenzel von Metternich) que según dicen era archienemigo de Napoleón. Sí, sí, el Bonaparte. El que conocemos todos.

Dos capas de bizcocho de chocolate, rellenas de mermelada de albaricoque y cubierta por completo por una capa de ganache que hoy forma parte de la gastronomía austriaca al igual que las galletas Linzer (aquí te dejo mi versión).

La receta que te traigo es la que aprendí en Le Cordon Bleu de Lima. Durante mi estancia en la capital del Perú, casi 4 años, tuve la gran oportunidad de seguir unos cursos de pastelería allí. La verdad es que el instituto estaba al lado de casa. Solo tenía que cruzar la calle y ya estaba con las manos en la masa. Fue un tiempo precioso, en el que aprendí mucho, con profesores increíbles y compañeros geniales. 

Esta receta la teníamos en la parte de pastelería internacional. Como las medidas están al miligramo, las he adaptado un poco. La parte de la cobertura la he hecho de manera diferente porque mi casa está en precario. Nos hemos mudado hace poco y estoy de un lado para otro haciendo las recetas, las fotos,... así que no quería mancharlo todo de chocolate, pero te pondré la versión buena. ¿Quieres que veamos ya la receta? Pues, ¡vamos a ello!

La verdad es que con esta receta te sale una tarta pequeña que viene genial para dos personas e incluso para cuatro. Es una tarta más bien densa y, aunque el bizcocho está jugoso, con tanto chocolate se hace un poco pesada.

A mis peques no les gustó mucho porque sabía a mermelada de albaricoque. Esos un sabor al que no están acostumbrados y no les gustó. Si se la hubiese rellenado de dulce de leche o más chocolate, hubieran flipado, pero entonces ya no sería la tarta Sacher.

Aunque no fue muy aplaudida en casa, estoy muy contenta por haberla hecho de nuevo y haber recordado mis tiempos en Perú. 

Ahora ya estoy lista para ver con qué nuevo reto nos sorprende Andrea. Y a ti, ¿qué te ha parecido mi Sachertorte? ¿La has hecho alguna vez? Cuéntame en los comentarios que me encanta leerlos.